Antes de prometernos escuelas, canchas de fútbol, estancias infantiles, etc. Lo primero que deberían hacer los gobiernos de los tres niveles es recuperar la confianza de los ciudadanos.
Para empezar, ya que los gobernantes no pueden o más bien no quieren renunciar a sus puestos, al menos deberían renunciar a sus sueldos hasta que se obtengan los resultados esperados. Porque es muy fácil venir a dar discursos y hacer promesas, para que al fin de cuentas, pase lo que pase, se les pague su sueldo íntegro.
Pero como difícilmente aceptarían renunciar a sus jugosos sueldos, al menos deberían adoptar a los miles de huérfanos que ha dejado esta guerra contra el crímen organizado. Eso sí, que paguen de sus bolsillos la comida, techo, ropa y educación de esos huérfanos, víctimas inocentes que al paso de los años van a pasar a formar parte del crímen organizado a falta de oportunidades de desarrollo.
Otra cosa que debería hacer el presidente para recuperar la confianza de los juarenses es nombrar a otro procurador general y hacer que Arturo Chávez Chávez responda por sus omisiones en los casos de feminicidios durante su gestión como procurador de justicia del estado. Porque no sólo le quedó grande ese puesto, sino que ni siquiera es capaz de hablar en público sin leer, como quedó evidenciado durante su participación en el encuentro del gabinete con la sociedad juarense.
Otra cuestión que debe aclarar el presidente antes de hacer promesas vacías, es por que se nombra a un comandante de la Policía Federal que había sido destituido por su falta de acción mientras era Jefe Operativo en Sonora. Y no basta con decir que pasó las pruebas de confianza, porque eso más que probar la confianza del elemento, demuestra la ineficacia de las pruebas y de los encargados de dicha dependencia. ¿Cómo espera señor presidente que confiemos en usted y en sus secretarios?
Otra propuesta vacía es el equipamiento, específicamente los "detectores moleculares". Quiero saber cuánto ha gastado el gobierno en estos "detectores", pues no hay pruebas científicas de su funcionamiento, inclusive hay reportes de que estos equipos son un fraude y que en realidad no hacen, ni detectan nada.
En lugar de estos detectores, deberían comenzar por prohibir el uso de aparatos de comunicación que no sean los de la corporación a todos los elementos de los cuerpos de seguridad. No hay razón para que los agentes de policía o tránsito municipal utilicen celulares o radios comerciales durante su horario de trabajo. Como puede ser para comunicarse con sus cónyuges, puede ser para comunicarse con sus jefes criminales.
En vez, de equipar con unidades de localización satelital a las patrullas, deberían dignificar la profesión de policia. Un localizador satelital no evita que los policias sean corruptos. El ser policia debería ser un orgullo, no la última opción de empleo; debería ser un ejemplo ante la sociedad, no la imagen de la corrupción y la impunidad.
Es muy fácil hablar y prometer escuelas, hospitales, ampliar los programas de asistencia social y el Seguro Popular, pero en la práctica esas promesas se quedan truncas. De qué sirve construir más escuelas, si no hay profesores con la preparación necesaria para educar, mucho menos con el conocimiento de las nuevas tecnologías que son comunes para los jóvenes que tratan de formar. Para qué se construyen hospitales, si no hay médicos especialistas que quieran venir a vivir y trabajar en Ciudad Juárez. Ahí está la flamante clínica 66 del IMSS, tras años de haberse inaugurado aún no puede operar a su capacidad normal porque no hay médicos suficientes, la violencia e inseguridad los ahuyenta, el sindicato del IMSS estorba más de lo que ayuda y la burocracia consume el presupuesto que debería destinarse a equipamiento y medicinas.